** la PATATA **
Variedad y
su uso en la cocina
En España se
cultivan hasta unas ciento cincuenta variedades, cada una de las cuales con
propiedades que las diferencian en cuanto a la adaptación a climas y a suelos:
las hay más precoces y más tardías; varía el color de su piel y el de su carne
y su composición – en cuanto a contenido en fécula principalmente –, motivo por
el cual es importante diferenciar las variedades que son más aptas para cada
preparación culinaria y su estacionalidad, para conocer las variedades que en
cada momento del año nos aportarán sus mejores cualidades gustativas.
Por el color
de la piel, pueden ser amarillas, rojas o blancas.
El mercado
clasifica las patatas por su ciclo de cultivo en:
·
“Extratempranas”
o “Precoces”.- Se recogen entre el 15 de enero y el 15 de abril.
·
“Tempranas”.-
Entre el 15 de abril y el 15 de junio.
·
“De
estación” o “Semitardías”.- Entre el 15 de junio y el 15 de septiembre.
La patata temprana se produce sobre todo en provincias
costeras, principalmente del Mediterráneo (Málaga, Valencia, Murcia, Barcelona
y Cádiz), a las que se une Sevilla y, al final del periodo, empiezan a recolectarse
en A Coruña, en donde se obtiene un excelente tubérculo.
Las variedades más
frecuentes son Spunta yMonalisa.
monalisa |
La
producción aumenta a mitad del año con las denominadas patatas de
estación, momento en
el que a las producciones costeras se agregan las de provincias del interior,
en algunos casos con producciones importantes, como sucede en Segovia, Toledo,
Burgos, León, Lugo, Orense, Álava y La Rioja y, en menor proporción, en casi
todas las provincias españolas.
Kennebeck, Jaerla, Red Pontiac y Desirée son las más cultivadas en esta época, aunque las nuevas variedades irrumpen cada vez con mayor fuerza. Su ciclo es más largo – unos treinta días – que el de las tempranas.
Kennebeck, Jaerla, Red Pontiac y Desirée son las más cultivadas en esta época, aunque las nuevas variedades irrumpen cada vez con mayor fuerza. Su ciclo es más largo – unos treinta días – que el de las tempranas.
Las tardías se cultivan en las mismas
provincias, a veces en zonas más templadas, y las variedades son prácticamente
las mismas, aunque la diferencia fundamental consiste en que su ciclo se
prolonga aproximadamente un mes más que el de las anteriores. Se conservan muy
bien y, si se almacenan correctamente, pueden durar hasta la primavera.
Como cada
patata tiene unas características en lo que se refiere a composición en fécula
y en humedad, cada una tiene unas aplicaciones específicas. Por este motivo,
las más compactas son ideales para freír, al quedar duras y crujientes por
fuera pero blandas por dentro. Es siempre recomendable dejarlas en remojo unos
minutos para que pierdan parte de su almidón. Se recomiendan las siguientes
variedades:
Baraka, Spunta, Agria y Caesar.
Baraka, Spunta, Agria y Caesar.
Para asar al
horno, en patatas “panaderas”, “a lo pobre”, para acompañar a asados o
consumirlas directamente, acompañadas de una salsa o simplemente de sal y
pimienta son excelentes las variedades harinosas, que pierden su textura y
quedan blandas, pero sin deshacerse. Para este uso culinario se recomiendan la Kennebec y la Spunta.
a lo pobre |
Para asarlas
a la brasa es conveniente lavar las patatas, pincharlas en varios sitios y, a
continuación, envolverlas en papel metalizado antes de introducirlas en el
rescoldo, que no debe estar demasiado “vivo”.
a la brasa |
El
comportamiento de la patata en el guiso es fundamental para la calidad del
producto final. Por eso, generalmente es conveniente que suelten una
determinada cantidad de fécula, para engordar el guiso, pero que no se
deshagan. Para la consecución de este resultado será de fundamental importancia
la forma de cortarlas, que deberá hacerse mediante una incisión y un posterior
“tronzado”, para que la superficie de la fracción cortada suelte almidón.
Es el
caso de las “patatas a la riojana”, que alcanzan su punto óptimo cuando se dan
estas circunstancias.
a la riojana |
En algunos
casos puede ser preferible que las patatas se deshagan, formando un puré
espeso, como sucede en le caso de las “patatas revolconas” avileñas. A menudo
este efecto se consigue prolongando la cocción.
Están indicadas para este fin
las variedades Monalisa, Desirée y Kennebec.
revolconas |
Si se van a
cocer es preferible elegir patatas firmes, que no se rompan en la cazuela, lo
que es especialmente importante si luego se van a utilizar como guarniciones o
en ensaladas. Es muy importante, si se cuecen solas, dejarlas con la piel para
que conserven todo su sabor y sus componentes nutricionales, añadiéndoles una
buena dosis de sal, que ayuda a mantenerlas íntegras.
Se recomiendan para cocción la Spunta, la Kennebec (sobre todo para preparar los “cachelos”) y la Baraka.
Se recomiendan para cocción la Spunta, la Kennebec (sobre todo para preparar los “cachelos”) y la Baraka.
Para la
preparación de las “patatas arrugadas” es muy conveniente recurrir a las
variedades canarias “negra” y “bonita”, que todavía son mejores si son de
recolección temprana.
La
utilización de la patata en la cocina española, como se observa, es muy amplia
y está presente en especialidades de todas las Comunidades Autónomas.
pulpo con cachelos |
Es frecuente
su utilización cocida en los “cachelos” de Galicia; acompañando a platos de
carne como el “lacón con grelos*”; junto a pescados como, por ejemplo, las
sardinas a la plancha, el rodaballo al horno o el pulpo “a feira”.
cocido madrileño |
Es
componente habitual, aunque no obligado, en la mayoría de los cocidos y en sus
diferentes versiones: las ollas cántabras, el cocido madrileño, el perol
cordobés, la berza gaditana, el cocido extremeño, el manchego, etc.
Su
utilización en ensaladas es muy frecuente, ya que armoniza muy bien con casi
todos los ingredientes vegetales, los productos cárnicos o pesqueros y con los
huevos.
ensaladilla rusa |
Es obligada
en la “ensaladilla rusa”, en algunos platos regionales como las patatas “a la
riojana”, las “revolconas”, la tortilla de patatas, etc.
patatas fritas |
Frita es un
magnífico acompañante de carnes, pescados y huevos fritos, y en puré es una
apreciada guarnición.
Su textura
facilita que se absorban los sabores y aromas de todos los productos que se
cocinan con ella, lo que permite la degustación de todos los componentes del
plato.
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